Al comienzo de su embarazo vaya donde una partera experimentada, que la pueda acompañar a lo largo del embarazo, que ayude a prepararla para el parto y referirla a un ginecólogo, si es necesario.
Solicite que las pruebas de ultrasonido sean utilizadas únicamente cuando las indicaciones así lo requieren.
Si es posible, evite el ultrasonido en los primeros meses y evite en lo posible las pruebas de ultrasonido rutinarias.
Durante el embarazo conscientemente profundice el contacto con su hijo, mediante la preparación prenatal como por ejemplo: el hipnoparto y la haptonomía y pídale a su pareja que la acompañe. Profundice su confianza en su capacidad inherente a dar a luz a su hijo disolviendo así sus miedos.
Planifique el nacimiento en un lugar donde se sienta cómoda y segura, preferiblemente con una partera u obstetra de confianza. Comunique claramente tus deseos y opiniones sobre el nacimiento – antes y durante el parto.
Tras el nacimiento Insístale a su partera o médico sobre el espacio y el tiempo con el fin de estrechar el vínculo entre los padres y el niño. Esto se aplica especialmente cuando se trata de un parto en el hospital.
Si está planificando dar a luz en el hospital pregunte por la tasa de cesáreas en la clínica de su elección. Si es posible encuentra una partera de confianza que posea el privilegio de internar en el hospital y que pueda acompañarla al nacimiento.
Infórmese sobre todas los procedimientos rutinarios comúnmente practicados para la madre y el niño en el hospital y junto a su pareja, en forma consensual decida lo que quiere y lo que no quiere.
Haga planes para cuidados clínicos, para que al volver a casa el padre del niño u otra persona cercana pueda apoyar a la madre y al bebé. Tan pronto como sepa que está embarazada, busque una partera que pueda cuidarla en su casa cuando usted y su hijo lo necesiten y pueda aconsejarla sobre la lactancia materna.