Al hombre se le ha asignado la responsabilidad de los animales. Como el “orgullo de la creación” el hombre debería actuar como lo haría un buen Rey con respecto a sus súbditos. Él debería cuidar y proteger a los animales, cuidar de su bienestar físico y espiritual. Esto también es el por qué el hombre debería garantizar su desarrollo continuo según su propio destino. Pero este desarrollo solo se puede dar si las personas tratan a los animales amorosa y respetuosamente.
La caza y el asesinato innecesario de animales deben cesar. No hay ninguna razón sostenible científica o ecológica para la caza. Contrario a todas las aseveraciones sobre la caza estas no contribuyen con las regulaciones de población de la vida salvaje. El mejor ejemplo de esto es el zorro. Se ha sabido por mucho tiempo que las poblaciones de zorros se adaptan al suministro de alimento. Por lo que la caza no es necesaria. Este hallazgo ha comenzado a ganar cada vez más reconocimiento. Por ejemplo, al comienzo del año 2015 el Ministerio del Medio Ambiente de Luxemburgo decidió que durante un año ningún zorro podía ser cazado, porque hay menos cachorros en las poblaciones de zorros no cazados. La Naturaleza es muy capaz de regularse a sí misma y desarrollar un equilibrio saludable sin la intervención del hombre.