Lo Digital no es Verde – De la Ideología a la Realidad

Marcel Hofmann, MSEE, Utzigen, Suiza

 

La suposición de que la digitalización ayuda a proteger el medioambiente fue contradicha por Marcel Hofmann en su presentación. Una de las principales razones es que la digitalización se basa en recopilar, transmitir, procesar y almacenar datos, lo que requiere mucha electricidad. La columna vertebral de la digitalización es la 5G; para futuros desarrollos como hologramas y automóviles autónomos, el 6G ya se está preparando. En este contexto, la gente suele hablar de la eficiencia energética de la 5G. Esto es cierto si se considera la energía por paquetes de datos. Sin embargo, lo que se olvida es que se deben procesar muchos más datos que antes y, por lo tanto, se necesitan muchas más antenas. Según un estudio de Huawei, el 5G aumentará la demanda de energía en un 21%. Estos datos recopilados también deben almacenarse en centros de datos, que también dependen de la electricidad. Por lo tanto, el aumento de energía requerido entre 2019 y 2024 para operar los aproximadamente 85 centros de datos en Suiza corresponde a la energía producida por una planta de energía nuclear suiza. Para una sola consulta de búsqueda en Google, se necesitan 0,3 vatios hora. Esto significa que, a nivel mundial, más de tres billones de consultas de búsqueda sólo en Google consumen alrededor de 900 GWh al año, lo que corresponde a 3/4 del consumo de la electricidad de una ciudad como Basilea (Suiza). ¡Y la operación de la pequeña cantidad de 1,5 millones de taxis robot generaría el mismo volumen de datos que produce el uso de Internet de toda la población mundial!

Tenemos que ser conscientes de que la digitalización se basa en datos. Y los datos son el petróleo del siglo XXI. Así, la digitalización crea nuevos problemas, porque la mayor recolección de datos favorece una mayor vigilancia. Marcel Hofmann señala que cada acción en internet deja un rastro de los datos. ¿Sabe lo que consciente o inconscientemente revela sobre usted en Internet?

El impacto de la digitalización en la naturaleza tampoco es insignificante. La fabricación de un automóvil eléctrico requiere cuatro veces más cobre que un vehículo convencional de gasolina o de diésel; para el 2030, ¡esto sería 30 veces más que hoy! La producción de vehículos eléctricos, parques eólicos o teléfonos inteligentes también requiere tierras raras además de litio, cobalto, manganeso o cobre. Es especialmente en las profundidades del mar que la extracción de estos recursos es motivo de preocupación, ya que resulta en daños irreversibles al ecosistema y a sus habitantes, como la especialista sobre el mar de The World Foundation for Natural Science, Sabrina Amico, en forma impresionante ha demostrado en su contribución. El fondo marino, que representa el 95% del volumen de los océanos y cubre el 54% de la superficie total de la Tierra y es un hábitat muy sensible para innumerables especies animales y vegetales (para muchas de ellas, el fondo marino es su único hábitat), es poco probable que se recupere de una intervención tan descomunal como la minería en aguas profundas. Lo que esto conlleva para la Tierra en su conjunto no es previsible.

 

Si la digitalización consume más electricidad, daña considerablemente la naturaleza y conlleva riesgos de seguridad para los datos privados de los usuarios, surge con razón la pregunta de qué se supone que es “verde” con relación a lo digital. Y no olvidemos, señaló Marcel Hofmann en sus comentarios finales, ¡que la naturaleza funciona de forma analógica!

 

22. octubre 2022, Hotel Mövenpick, Regensdorf